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Enclavado en la deslumbrante costa de la Comunidad Valenciana, Xeraco se presenta como un tesoro escondido entre el bullicio turístico que caracteriza a la región. Este municipio, que no ha sucumbido a la urbanización desmedida que han sufrido otros lugares de la costa, guarda en sus calles y paisajes una historia rica y vibrante que narra la convivencia de culturas y tradiciones a lo largo de los siglos.
Xeraco se extiende sobre una franja costera que, a primera vista, parece un cuadro pintado con los más vivos colores del Mediterráneo. Su ubicación, a solo 60 km de la capital valenciana, Valencia, ofrece una combinación perfecta de accesibilidad y tranquilidad. A través de la carretera N-332, los visitantes se sumergen en un paisaje donde el mar y la montaña se entrelazan, creando un ambiente de paz que invita a ser explorado.
La playa de Xeraco es un auténtico regalo de la naturaleza. Con su extensión que ha crecido un 400% en las últimas décadas, se ha convertido en uno de los destinos más codiciados de la costa valenciana. Su arena dorada, bañada por aguas cristalinas, ha sido galardonada con la bandera azul, un símbolo de calidad y limpieza que atrae a familias y viajeros en busca de un refugio donde disfrutar del sol y el mar. Aquí, las olas susurran secretos del pasado mientras los niños juegan y los adultos se sumergen en la relajante brisa marina.
La historia de Xeraco es tan profunda como las raíces de sus antiguas palmeras. Los primeros vestigios humanos hallados en la cueva del "Viejo" nos transportan al Paleolítico Inferior, donde las huellas de antiguos habitantes se conservan en fragmentos de sílex y cerámica. Sin embargo, es en la Edad del Bronce donde la historia comienza a tomar forma, con los restos de un poblado que nos recuerdan que esta tierra ha sido habitada por seres humanos durante milenios.
La convivencia entre musulmanes y cristianos ha marcado la identidad de Xeraco desde sus inicios. La alquería, surgida en el siglo XIII bajo la mirada del castillo de Bairén, se convirtió en un refugio para aquellos que buscaban un hogar. A través de los años, la localidad vivió momentos cruciales en la historia de la península, desde la conquista de Jaime I hasta la sublevación de las Germanías. Cada rincón de Xeraco narra historias de resistencia, amor y convivencia.
A medida que recorremos sus calles, nos encontramos con una población de 6 mil habitantes, quienes mantienen viva la esencia de Xeraco. Aquí, la agricultura ha sido el pilar de la economía, donde la recolección de naranjas y hortalizas ha dado vida a generaciones enteras. Sin embargo, en las últimas décadas, el turismo ha florecido, transformando la costa en un destino donde la tradición y la modernidad se dan la mano. Los restaurantes, apartamentos y campings que salpican la playa son testigos de un crecimiento armónico que busca preservar la esencia del lugar.
Las fiestas locales, como las emblemáticas Fallas, la celebración de la Virgen del Carmen y las Fiestas Mayores, son el reflejo vibrante y apasionado de la vida comunitaria de Xeraco. Durante estas festividades, las calles se transforman en un auténtico espectáculo de color y música, donde cada rincón se llena de vida y alegría. Las luces brillantes, las danzas tradicionales y las melodías festivas crean un ambiente que no solo entretiene, sino que une a los habitantes en una danza de tradiciones y recuerdos compartidos. A medida que los vecinos se agrupan para disfrutar de las actividades, el eco de risas y cantos resuena en el aire, envolviendo a todos en una experiencia colectiva que fortalece los lazos comunitarios. Estas celebraciones son mucho más que simples eventos; son momentos en los que se revive la historia y se celebra la identidad local. En cada rincón, desde la decoración de los monumentos hasta la gastronomía típica que se sirve en las mesas, se manifiesta el profundo sentido de pertenencia. Así, Xeraco se convierte en un lugar donde la comunidad se entrelaza con la historia, recordándonos que es mucho más que un destino turístico; es un hogar lleno de vida y significado.
Entre los tesoros arquitectónicos que Xeraco tiene para ofrecer, la Torre de Guaita se erige como un poderoso símbolo de vigilancia y protección. Construida en el siglo XVI, esta imponente atalaya no solo es una joya arquitectónica, sino también un testigo silencioso de tiempos pasados, cuando los piratas berberiscos acechaban las costas del Mediterráneo en busca de botines. Cada ladrillo de esta torre cuenta una historia, una narración de desafíos y resistencia frente a la adversidad. Hoy en día, la Torre de Guaita ofrece vistas panorámicas que se pierden en el horizonte, permitiendo a los visitantes contemplar la belleza natural que rodea a Xeraco. Desde su cima, se puede disfrutar de un paisaje que combina mar y montaña, un recordatorio palpable de la historia que se entrelaza con la riqueza del entorno. La sensación de estar en un lugar que ha visto generaciones pasar y que aún conserva su esencia histórica es, sin duda, una experiencia enriquecedora para quienes la visitan.
La iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, con su imponente estilo neoclásico y campanarios que emergen hacia el cielo, es otro de los puntos de interés que invitan a la contemplación y el asombro. Esta edificación no solo es un lugar de culto, sino un espacio donde la historia y la espiritualidad convergen de manera armoniosa. En su interior, el antiguo minarete de la mezquita árabe que alguna vez existió nos conecta con la herencia musulmana que aún vive en la memoria colectiva de Xeraco. Cada piedra de esta iglesia guarda secretos de fe y esperanza, un testimonio del paso del tiempo en un lugar que ha sido testigo del renacer de su gente una y otra vez. Al caminar por sus pasillos, uno puede sentir la reverberación de las oraciones y los cánticos que han resonado a lo largo de los siglos, creando una atmósfera de paz y reflexión. La iglesia se convierte, así, en un refugio espiritual y un recordatorio de la profunda conexión que los habitantes de Xeraco mantienen con su pasado, su cultura y su comunidad.
A medida que nos adentramos en el presente, Xeraco se enfrenta a nuevos desafíos y oportunidades. La modernización y el crecimiento turístico continúan, pero siempre con la mirada puesta en la preservación de su esencia. Los habitantes de Xeraco están comprometidos con el cuidado de su entorno y el respeto a sus tradiciones, asegurando que este rincón del Mediterráneo siga siendo un lugar donde la historia, la cultura y la belleza natural se entrelazan en un abrazo eterno.
En este viaje a través de Xeraco, descubrimos más que un simple destino; encontramos un lugar lleno de vida, donde el pasado y el presente coexisten en armonía. Así, Xeraco se presenta no solo como un municipio en la costa de Valencia, sino como un refugio para aquellos que buscan conectarse con la historia, la comunidad y la belleza de un lugar que sigue resonando con el latido de su gente.