airbnb
tripadvisor
booking
trip
hometogo
vrbo

MasterGuest, líderes en gestión integral

Nuestra gestión integral asegura que tu propiedad siempre esté en su mejor estado, atrayendo a más huéspedes y maximizando tus ingresos de manera constante.

Consulta nuestras tarifas

Promoción de tu alojamiento

Administración de reservas

Soporte personalizado al huésped

Gestión de entradas y salidas

Servicio de limpieza profesional

Mantenimiento preventivo y correctivo

Consulta con nosotros

Obten la información que buscas de manera sencilla y rápida.



Información de contacto

  • 621 32 53 38
  • www.masterguest.es
  • Alaquàs, un municipio que late en el corazón de l'Horta Sud, es mucho más que un simple punto geográfico a las afueras de Valencia. Con sus escasos 7 km de distancia de la capital, este pueblo valenciano encapsula una riqueza histórica y cultural que trasciende el tiempo, fluyendo como las aguas que, en tiempos pasados, regaban sus fértiles campos. Aquí, cada calle, cada plaza y cada edificio se convierten en testigos vivientes del paso de los siglos y de las vidas que han habitado sus muros.

    Pasear por las plazas de la Constitución o de Sant Roc es un viaje en el tiempo, un recorrido a través de la historia que revela rincones llenos de vida y significado. La imponente iglesia de la Asunción se alza majestuosamente, una joya arquitectónica que, desde el siglo XVII, ha sido testigo de innumerables momentos decisivos en la vida de este pueblo. Su arquitectura, con detalles que susurran las historias de los antepasados, es un refugio donde el presente se funde con el pasado en una danza eterna.

    Pero el verdadero corazón de Alaquàs reside en su majestuoso Palau Castell, también conocido como el Castillo de las Cuatro Torres. Este imponente edificio, erigido en el siglo XVI sobre las bases de un antiguo castillo musulmán, es mucho más que una fortaleza: es el símbolo de la resiliencia y el patrimonio cultural del municipio. Cada una de sus torres, que se elevan 25 metros hacia el cielo, narra un pasado de poder y esplendor, cuando Lluís Pardo de la Casta, el primer conde de Alaquàs, decidió transformar este lugar en su residencia señorial, convirtiéndolo en el epicentro de la vida noble de la región. El palacio, con su elegante mezcla de estilos arquitectónicos que fusionan lo gótico y lo renacentista, nos transporta a una época en que la aristocracia gobernaba con mano firme y ostentaba su riqueza a través de la construcción de majestuosos edificios. Su amplio patio central, rodeado de arcos y columnas, evoca las grandes casas nobiliarias de la época, donde se celebraban banquetes y reuniones que marcarían el rumbo de la historia local. El exterior, con sus robustas murallas y detalles ornamentales, es un recordatorio constante de un tiempo en que las murallas eran guardianes de la seguridad de sus habitantes, protegiendo a la comunidad de invasiones y conflictos. Cada piedra de este castillo cuenta una historia, un susurro del pasado que resuena en los corazones de quienes caminan por sus pasillos.

    El castillo no solo es una joya arquitectónica; es un símbolo de la identidad local que ha perdurado a lo largo de los siglos. En 1918, tras un intento de derribo que amenazó con despojar a Alaquàs de uno de sus mayores tesoros, fue declarado Monumento Histórico Nacional, un acto que marcó un punto de inflexión en la conservación del patrimonio de Alaquàs. Este reconocimiento no solo salvó al castillo de la destrucción, sino que también despertó una nueva conciencia sobre la importancia de preservar la historia y la cultura del municipio. Cien años después, el municipio celebró esta efeméride con una serie de actividades culturales que reafirmaron los vínculos entre el pasado y el futuro, convirtiendo al castillo en el escenario de exposiciones, conciertos y representaciones teatrales que invitan a los habitantes y visitantes a redescubrir su rica herencia. Estas celebraciones no solo homenajearon la historia del castillo, sino que también crearon un sentido de comunidad, uniendo a generaciones en la apreciación de su patrimonio compartido. Recordando a todos los que lo visitan que este edificio es más que piedra y mortero: es memoria viva, un hilo que une generaciones, un espacio donde los ecos de la historia se entrelazan con la vida contemporánea, recordándonos que el legado de Alaquàs sigue vivo y vibrante en cada rincón de este impresionante castillo.

    Alaquàs también es conocido por su rica herencia religiosa, que se refleja en edificios como la iglesia de la Mare de Déu de l'Olivar. Este antiguo convento dominicano, que ha encontrado una nueva vida como santuario para las monjas oblatas, alberga la venerada imagen de la patrona de la villa, la Mare de Déu de l’Olivar. La iglesia, con su única nave y capillas laterales, es un refugio de silencio y reflexión, un oasis de paz en medio de la vida cotidiana del pueblo. Al cruzar sus puertas, los visitantes son recibidos por la luz suave que se filtra a través de las ventanas, iluminando los frescos y las imágenes sagradas que adornan sus muros. La atmósfera de devoción y espiritualidad que impregna este lugar sagrado invita a la contemplación y al recogimiento, ofreciendo un espacio donde tanto fieles como turistas pueden conectar con la historia religiosa de Alaquàs y el profundo sentido de comunidad que esta imagen representa. Además, la iglesia no solo es un punto de referencia espiritual, sino también un lugar donde se celebran eventos importantes, como bodas, bautizos y festividades religiosas, que unen aún más a los habitantes de la villa en torno a sus tradiciones y creencias.

    El legado histórico de Alaquàs no se limita a sus edificios más antiguos; también encontramos ejemplos de arquitectura singular que cuentan la historia de su evolución a lo largo de los años. Un destacado ejemplo es la Casa de Ejercicios Espirituales de la Purísima, un edificio modernista construido a principios del siglo XX que ha servido para múltiples finalidades, desde prisión durante la Guerra Civil hasta refugio para personas desplazadas. Este edificio, con su estructura elegante y rodeado de jardines cuidados que invitan a pasear, continúa siendo un lugar destacado en el paisaje urbano de Alaquàs. Su diseño arquitectónico refleja la creatividad y la innovación de la época, con detalles ornamentales que encantan a los amantes de la historia y la estética. Hoy en día, la Casa de Ejercicios es un espacio versátil que acoge retiros espirituales, conferencias y eventos culturales, demostrando su capacidad para adaptarse a las necesidades de la comunidad a lo largo del tiempo. Así, este edificio no solo es un vestigio del pasado, sino un símbolo del compromiso de Alaquàs por mantener viva su historia y ofrecer a sus ciudadanos un lugar donde puedan conectar con sus raíces.

    Pero Alaquàs no solo vive del pasado; es un municipio con una vida cultural y festiva vibrante, donde la tradición se fusiona con la modernidad en un sinfín de actividades que enriquecen la experiencia de sus habitantes y visitantes. Sus fiestas mayores, celebradas a finales de agosto y principios de septiembre, son un momento culminante en el calendario local que convoca a la comunidad en una celebración de colores, sonidos y emociones. Las calles se llenan de gente, música en vivo y danzas tradicionales, creando un ambiente festivo que resuena en cada rincón del pueblo. Las procesiones, en las que se exhiben imágenes religiosas con gran devoción, son acompañadas por el sonido de la música tradicional y el bullicio de las familias y amigos que se reúnen para disfrutar de las delicias gastronómicas locales. Al caer la noche, los fuegos artificiales iluminan el cielo, añadiendo un toque mágico a la celebración. Esta fusión de tradición y modernidad se refleja también en la participación de jóvenes y nuevos residentes, que aportan su energía y creatividad a las festividades, asegurando que, a pesar de los cambios de los años, estas celebraciones sigan siendo el centro de la vida social y cultural del pueblo. Así, Alaquàs se reafirma como un lugar donde el pasado y el presente coexisten en armonía, creando un legado que se vive y se celebra día a día.

    Con un rico pasado que incluye huellas romanas y un legado musulmán, Alaquàs ha sabido conservar su identidad mientras se adapta a los nuevos tiempos. Hoy, es un municipio donde conviven el respeto por su historia y la mirada hacia el futuro, un lugar donde la memoria del pasado sigue viva en cada rincón. Alaquàs es un poema de vida, un canto a la resiliencia, donde cada habitante es un verso que añade profundidad a la historia colectiva de esta encantadora localidad.