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  • Piles es una joya escondida en la Comunidad Valenciana, un municipio en la comarca de la Safor donde el tiempo parece detenerse, pero la historia, la cultura y la naturaleza se entrelazan para crear un lugar que deja huella en el corazón de quien lo visita. Piles mantiene una atmósfera íntima y acogedora, donde el visitante no tarda en sentirse como en casa. Es un lugar donde la tranquilidad se vive a flor de piel, pero bajo esa calma se esconden siglos de historia, de transformación y de adaptación a un entorno que, aunque ha cambiado con el tiempo, sigue conservando su esencia mediterránea.

    La geografía de Piles es un lienzo de calma y simplicidad, donde el paisaje parece fluir en una tranquila continuidad de tonos verdes y dorados. La llanura se extiende a lo largo del término municipal, ofreciendo un panorama despejado y abierto que transmite una sensación de libertad. Este entorno apenas se ve interrumpido por el barranco de Palmera o Beneteixir, que bordea el casco urbano al norte, creando un sutil contraste con la serenidad del paisaje. Aquí, el visitante puede disfrutar de un horizonte casi infinito, donde los campos de cultivo y las construcciones históricas emergen como señales de una rica herencia cultural que sigue presente en el día a día de la localidad. Piles es un refugio para aquellos que buscan escapar del bullicio y sumergirse en la tranquilidad de un lugar donde la naturaleza y la historia se encuentran en armonía.

    Sin embargo, la verdadera joya de este municipio es su playa, un litoral que parece estar hecho para el deleite de los sentidos. Con sus 1,5 kilómetros de arena dorada, Piles ofrece una experiencia costera auténticamente mediterránea. Aquí, el mar acaricia la costa con su suave oleaje, mientras que el sol ilumina el paisaje con una luz brillante que realza cada detalle, desde el azul cristalino del agua hasta los tonos cálidos de la arena. Esta playa es más que un simple destino para tomar el sol; es un lugar donde el tiempo parece detenerse, donde cada paseo por la orilla se convierte en un momento de introspección, y donde tanto locales como turistas encuentran un respiro del ritmo frenético de la vida moderna. La playa de Piles es, en esencia, un espacio de conexión con la naturaleza, un rincón donde la simplicidad de la vida junto al mar revela la belleza del entorno mediterráneo en su forma más pura.

    Hablar de la historia de Piles es hacer un viaje a través del tiempo, hasta los días en que este rincón valenciano era una alquería musulmana, un asentamiento que dependía del imponente castillo de Rebollet, una fortaleza que dominaba la región. Fue en el siglo XIII cuando Jaime I, el Conquistador, tomó estas tierras en su campaña por expandir los reinos cristianos, marcando el inicio de una nueva era para Piles. Esta conquista fue solo el primer capítulo de una historia marcada por transformaciones profundas. Con la expulsión de los moriscos en el siglo XVII, Piles, al igual que muchas otras localidades de la región, quedó casi desierta. Este fue un momento de cambio radical, cuando las casas, los campos y los edificios quedaron vacíos, y el futuro del municipio parecía incierto. Sin embargo, fue la llegada de los cristianos viejos, que repoblaron la zona, lo que dio un nuevo impulso a Piles. Estos colonos trajeron consigo no solo sus costumbres y tradiciones, sino también una renovada energía que permitió reconstruir lo que había quedado en ruinas y devolverle al pueblo su vitalidad.

    A lo largo de los siglos, la historia de Piles ha estado entrelazada con la de los grandes dominios del condado de Oliva y el ducado de Gandía, dos territorios que jugaron un papel clave en su desarrollo. Estas conexiones con poderosas casas nobiliarias influyeron en la evolución económica y social de Piles, facilitando la prosperidad del municipio y su integración en las dinámicas de la región. Aunque su historia está marcada por momentos de desafío y cambio, Piles ha sabido adaptarse y crecer, preservando sus raíces y construyendo un legado que aún resuena en sus calles y edificios históricos. Cada rincón de este pequeño municipio cuenta una historia, cada piedra y cada construcción es testimonio de un pasado que sigue presente, vivo en la memoria colectiva de sus habitantes.

    Sin embargo, el siglo XX trajo consigo una nueva era para Piles. Durante la primera mitad de ese siglo, su playa comenzó a urbanizarse, siendo testigo del crecimiento turístico que transformaría la costa mediterránea en un destino codiciado. A lo largo de la avenida de la Mar, algunas de las primeras construcciones aún permanecen en pie, recordándonos la expansión de los años 70, cuando la localidad se convirtió en un imán para quienes buscaban disfrutar del sol y el mar. Hoy, esos edificios conviven con modernos bloques de apartamentos, creando un interesante contraste entre lo antiguo y lo nuevo, donde el progreso y la tradición se abrazan.

    Pero Piles no es solo historia o playa, es también un lugar de patrimonio cultural que sorprende a todo aquel que se aventura más allá de su costa. Uno de sus monumentos más icónicos es la imponente Torre vigía de Piles, erigida en el siglo XVI como defensa ante los temidos ataques berberiscos que asolaban la costa mediterránea. Esta torre, con sus 13 metros de altura y un diámetro de 10 metros, es un testimonio de la importancia estratégica de Piles en siglos pasados. Restaurada a finales del siglo XX, sigue en pie como un símbolo de resistencia, dominando la línea del horizonte y conectando el presente con un pasado lleno de incertidumbre y peligro.

    La iglesia parroquial de Santa Bárbara es otro de los tesoros arquitectónicos de Piles. Construida en el siglo XVIII, esta iglesia se erige sobre las ruinas de una mezquita, como una metáfora de la propia historia de la localidad, marcada por la transformación y el renacimiento. La capilla de la Comunión, que ha sobrevivido a los terremotos y a las reconstrucciones, sigue siendo un testimonio del fervor religioso que ha impregnado la vida de este pequeño pueblo valenciano.

    El urbanismo de Piles refleja también esa fusión entre tradición y modernidad. El núcleo original de la población se aprecia claramente en torno a la plaza de la iglesia y a lo largo de la calle de Baix, que serpentea por el corazón del casco antiguo. Desde allí, la expansión ha sido constante, creciendo hacia el norte, el oeste y el sur, adaptándose a los cambios demográficos y las necesidades de sus habitantes. Las calles de Piles guardan el encanto de lo cotidiano, pero también el orgullo de una comunidad que ha sabido mantener su esencia mientras se adapta a los tiempos modernos.

    Piles es un lugar que invita a descubrir, un rincón de la Comunidad Valenciana donde la historia se respira en cada esquina, donde el mar y la tierra se entrelazan en un abrazo que dura siglos, y donde el presente y el pasado coexisten en armonía. Es un destino para quienes buscan algo más que una simple escapada turística, para quienes desean conocer un lugar auténtico, cargado de emociones y lleno de historias por contar. Aquí, en Piles, cada paso es una invitación a sumergirse en la esencia mediterránea, a dejarse llevar por la calma de sus paisajes y a conectar con el latido de una localidad que, aunque pequeña, tiene un alma inmensa.