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  • Cheste, un encantador municipio situado en la comarca de la Hoya de Buñol, es un lugar donde el pasado y el presente se entrelazan de forma excepcional. A tan solo 26 kilómetros de Valencia, esta localidad, con una población de 9 mil habitantes se erige como un testigo silencioso de la rica historia que ha forjado la identidad de sus gentes. Rodeado de paisajes que combinan la belleza del llano y las montañas, Cheste se destaca por su arraigada tradición agrícola, especialmente en el cultivo de la vid, que ha sido la columna vertebral de su economía durante siglos. La vida aquí transcurre en un ritmo pausado, donde el susurro del viento entre los viñedos y el canto de los pájaros son el acompañamiento cotidiano de los chesetanos.

    La historia de Cheste es un fascinante viaje a través del tiempo. Desde los primeros habitantes de la antigua Edetania, que dejaron su huella en forma de yacimientos y cerámica ibérica, hasta el hallazgo del Tesoro de Cheste en 1864, un conjunto de joyas y monedas que evocan el misterio y la riqueza de épocas pasadas. Cada rincón de este pueblo narra una historia. En el cerro de "El Castillarejo", los vestigios de poblados de la Edad del Bronce nos recuerdan que la vida ha florecido aquí durante milenios. En las tierras de la partida de La Zafa, las joyas encontradas son como ecos de un tiempo en el que la tierra vibraba con el latido de civilizaciones antiguas.

    La influencia musulmana es palpable en la arquitectura y el trazado urbano de Cheste. Tras la conquista cristiana del rey Jaime I, el pueblo fue entregado a nobles que contribuyeron a su desarrollo, pero fue la repoblación posterior a la expulsión de los moriscos lo que verdaderamente marcó su renacer. La historia ha sido testigo de batallas y conquistas, de un pueblo que ha sabido adaptarse y superar las adversidades, como durante la dominación francesa y las guerras carlistas. La Batalla de la Cañada de la Arena, un episodio de 1838, es un recordatorio de los tiempos de incertidumbre que forjaron el carácter de sus habitantes.

    Geográficamente, Cheste es un crisol de paisajes. Su relieve predominantemente llano, salpicado de suaves elevaciones, ofrece una vista panorámica que combina montañas y campos fértiles. El Portillo de San Roque y el Alto del Basto son los guardianes de esta tierra, mientras que los barrancos como el de Cañadafría son las arterias que alimentan su ecosistema. Los días soleados, que alcanzan hasta 290 al año, iluminan los campos de cultivo y bañan el pueblo en una luz dorada que invita a pasear por sus calles.

    La economía ha ido evolucionando con el tiempo. Aunque la agricultura sigue siendo fundamental, la modernización y la implantación de técnicas como el riego a goteo han transformado la producción local, haciendo que los cultivos de citricos y la producción vinícola adquieran un nuevo protagonismo. La cooperativa Cheste Agraria, una de las más antiguas de España, es un símbolo de esta rica tradición agrícola que se adapta a los nuevos tiempos. Sin embargo, la industria y los servicios están ganando terreno, ofreciendo nuevas oportunidades y desafíos a los habitantes de este pueblo en constante evolución.

    La comunidad de Cheste es un mosaico de tradiciones y costumbres que se entrelazan con la vida cotidiana. Desde las fiestas patronales en honor a la Virgen de la Soledad Gloriosa de María, que llenan las calles de alegría y fervor, hasta la Cabalgata del día de San José en las Fallas, donde la creatividad y el arte se despliegan en carrozas hechas a mano por los falleros, cada celebración es un reflejo del alma colectiva de sus habitantes. El Circuito Ricardo Tormo, famoso en el mundo del motociclismo, se convierte en un imán que atrae a miles de visitantes, transformando a Cheste en un bullicioso centro de actividades y diversión.

    La riqueza cultural de Cheste se manifiesta de manera impresionante en sus monumentos, que son verdaderos testigos de su historia y tradiciones. En el corazón del pueblo, la iglesia parroquial de San Lucas Evangelista se alza majestuosamente, un hermoso edificio del siglo XVIII que combina elegancia y solemnidad. Su fachada, adornada con detalles barrocos, invita a los visitantes a admirar su interior, donde la luz se filtra a través de coloridos vitrales, creando un ambiente de paz y espiritualidad. La iglesia no solo es un lugar de culto, sino también un centro de encuentro para la comunidad, donde se celebran festividades y eventos que mantienen viva la cultura local.

    No muy lejos se encuentra la Ermita de San Vicente Ferrer, una joya arquitectónica construida en 1573. Este sagrado lugar alberga la imagen de la Virgen de la Soledad Gloriosa, patrona de Cheste, que atrae a devotos y turistas por igual, especialmente durante las festividades patronales. La ermita, con su sencillez y encanto, es un símbolo de la devoción de los habitantes hacia sus tradiciones y creencias.

    Las casas señoriales del siglo XIX, con su imponente arquitectura y detalles ornamentales, cuentan historias de un pasado lleno de vida y de comunidad. Estas edificaciones, que una vez fueron el hogar de familias influyentes, ahora son testigos del paso del tiempo y de la evolución del pueblo. Pasear por sus calles es como hacer un viaje en el tiempo, donde cada esquina revela un fragmento de la rica historia de Cheste.

    Además, el lugarico viejo, con sus raíces que se remontan al siglo XIII, es un recordatorio tangible de los orígenes de Cheste. Este núcleo urbano, que conserva su estructura medieval, está impregnado de nostalgia y carácter. Las antiguas piedras que conforman sus edificaciones han sido testigos de innumerables momentos históricos, desde la vida cotidiana de sus habitantes hasta acontecimientos que marcaron su desarrollo. Cada rincón del lugarico viejo, desde sus estrechas calles empedradas hasta los vestigios de un antiguo castillo, evoca un sentido de pertenencia y continuidad, recordando que Cheste es un lugar donde el pasado y el presente coexisten en armonía. En este entorno, cada piedra tiene su propia historia que contar, contribuyendo así a la rica tapestria cultural de este encantador municipio valenciano.

    En Cheste, la vida transcurre al ritmo de la tradición, pero siempre con la mirada puesta en el futuro. Este es un lugar donde las raíces se entrelazan con el cielo, un espacio donde la historia y la modernidad coexisten en armonía. La comunidad, unida por el amor a su tierra y su cultura, sigue escribiendo cada día una nueva página en la historia de Cheste, un pueblo que, a pesar de su tamaño, tiene un corazón enorme y una historia rica y vibrante que merece ser conocida y celebrada.