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Te despiertas en Poio, un lugar que parece sacado de un sueño, un rincón de Galicia que te invita a descubrir su magia oculta. Ubicado a tan solo unos metros de la majestuosa ría de Pontevedra, Poio te cautiva de inmediato con su armoniosa combinación de paisajes: por un lado, el encanto puramente marinero que rezuma su costa; por otro, la proximidad al paisaje urbano de la ciudad de Pontevedra. Este pequeño pero significativo municipio ofrece una mezcla única entre lo natural y lo cultural, con un vasto patrimonio artístico que no solo destaca por su belleza, sino también por su profunda conexión con la historia y las tradiciones gallegas.
Este día promete ser una auténtica aventura, una jornada repleta de descubrimientos que te llevará a lo largo de los siglos y te sumergirá en la vida cotidiana de esta tierra rica en historia. Desde los primeros rayos de sol, puedes sentir cómo el aire puro que proviene de la ría te envuelve, lleno de promesas de nuevas experiencias y emociones.
Comienzas el día ascendiendo hasta el barrio de A Caeira, situado a 150 metros de altitud, lo que te ofrece una vista inigualable de la ría y de la cercana ciudad de Pontevedra. Desde lo alto, la belleza de la región se despliega ante tus ojos: colinas verdes que se funden con el azul intenso de las aguas y la ciudad, que parece descansar al borde de la ría como si siempre hubiera pertenecido a este rincón del mundo. A medida que caminas por las calles, cada paso que das parece estar lleno de historia, llevándote hacia una de las joyas de Poio: la Casa Museo Cristóbal Colón.
Este lugar no es solo un museo, sino una puerta abierta al pasado. Ubicada sobre la histórica Casa de la Cruz, esta vivienda fue el hogar de la familia del famoso navegante durante la Edad Media. Al entrar, te sumerges en la vida de Cristóbal Colón, un hombre que desafió las fronteras del mundo conocido. Las paredes parecen guardar el eco de sus pensamientos, de las conversaciones sobre aventuras y nuevos mundos más allá del horizonte. Cada objeto y cada exposición te permite imaginar la vida en aquellos tiempos en que los mares eran aún territorios por explorar, y el destino de la humanidad dependía de hombres valientes que se atrevían a soñar con lo desconocido.
Una vez que sales del museo, te diriges al mirador cercano, desde donde la ciudad de Pontevedra se extiende majestuosa frente a ti. La ría refleja el cielo azul, creando una imagen casi perfecta de lo que significa estar en Galicia: una tierra que siempre ha estado ligada al mar, y que a través de él, ha forjado su identidad y su historia.
Dejando atrás el relato de los grandes navegantes, tu próximo destino es uno de los lugares más sagrados y emblemáticos de Poio: el Monasterio de San Xoán de Poio. Este imponente monumento, que data del siglo VII, ha sido testigo de siglos de historia y espiritualidad. A medida que te acercas, su arquitectura majestuosa te invita a detenerte y admirar cada detalle. Las piedras, desgastadas por el tiempo y el clima gallego, cuentan silenciosamente la historia de los monjes que vivieron aquí, dedicados a la oración y la contemplación.
El claustro del monasterio es un espacio que te envuelve con su calma. Las columnas que rodean el jardín central parecen llevarte de vuelta a tiempos en los que la vida transcurría a un ritmo más lento, donde los días pasaban al ritmo de las campanas del monasterio y las oraciones que resonaban en los pasillos. Aquí, la naturaleza también juega un papel importante: el jardín interior está lleno de vida, contrastando con la austeridad de los muros de piedra que lo rodean. Desde este punto, puedes observar el paisaje que se extiende hacia la ría, un recordatorio constante de la conexión entre lo sagrado y lo natural.
Después de la paz espiritual del monasterio, es el momento de explorar el lado más natural de Poio. Te diriges hacia la Ruta dos Muiños de Samieira, un sendero que te transporta a un mundo donde la naturaleza y la historia conviven en perfecta armonía. El camino discurre a lo largo de un arroyo que, con su murmullo constante, te acompaña durante todo el recorrido. Los molinos que encuentras en tu camino son verdaderas joyas de otro tiempo, construcciones que han resistido el paso de los siglos y que siguen en pie como testimonios del ingenio de los antiguos habitantes de la región.
Algunos de estos molinos han sido restaurados con esmero, permitiéndote ver cómo funcionaban en su época de esplendor. El agua, que fluye con serenidad pero con una fuerza imparable, solía mover las piedras que molían el grano, convirtiéndolo en el alimento básico de las familias que vivían en los alrededores. Mientras caminas por este paraje, sientes que cada paso te acerca más a la verdadera esencia de Poio, un lugar donde el pasado nunca está demasiado lejos y donde la naturaleza sigue siendo la gran protagonista.
Continuando con tu ruta, llegas al Mirador de A Caeira, un lugar que te ofrece una de las vistas más impresionantes que jamás hayas visto. Desde aquí, el horizonte parece extenderse hasta el infinito. La ría de Pontevedra, con su serena belleza, se convierte en el punto central de esta vista panorámica. A lo lejos, las islas y pequeños pueblos costeros se vislumbran en la distancia, como si estuvieran flotando sobre el agua. Es un momento para detenerte, respirar profundamente y dejarte llevar por la grandeza del paisaje que te rodea.
Este mirador es un lugar especial, un rincón desde donde puedes sentir la inmensidad de Galicia y su estrecha relación con el mar. La brisa que acaricia tu rostro trae consigo el aroma salino del Atlántico, y mientras observas cómo el sol baña con su luz dorada los campos y las aguas de la ría, sientes una profunda conexión con esta tierra única.
El siguiente destino en tu recorrido por Poio es el encantador pueblo de Combarro, un lugar que parece haberse detenido en el tiempo. Este conjunto histórico-artístico es famoso por sus casas mariñeiras, construcciones típicas gallegas que datan de los siglos XVIII y XIX. Pasear por las estrechas calles de Combarro es como adentrarse en una postal viva del pasado. Las fachadas de las casas, decoradas con balcones de piedra y madera, parecen contar historias de generaciones de pescadores que vivieron y trabajaron aquí, siempre con el mar como su fiel compañero.
Lo más destacado de Combarro son sus hórreos, pequeños graneros elevados sobre pilares que se alinean a lo largo de la costa, mirando directamente hacia la ría. Estos hórreos, símbolo de la cultura gallega, parecen guardianes silenciosos del mar, protegiendo las cosechas y a las familias que habitan estas tierras desde tiempos inmemoriales. Mientras recorres este pequeño pero encantador pueblo, te das cuenta de que Combarro es más que un lugar para visitar; es un rincón donde puedes sentir la verdadera alma de Galicia.
Para culminar este maravilloso día en Poio, decides explorar los Molinos y Fervenzas do Pereiro, una joya natural que te sorprende con su belleza. Aquí, el Rego do Pereiro, un pequeño río que nace en lo alto del Monte Castrove, fluye con fuerza creando pequeñas cascadas, o fervenzas, que añaden un toque de magia al paisaje. Los antiguos molinos que jalonan este rincón natural te hacen recordar el importante papel que el agua siempre ha tenido en la vida de los habitantes de Poio.
Caminar por este entorno, donde el sonido del agua y el canto de los pájaros te envuelven, es una experiencia que te conecta profundamente con la naturaleza. Las pequeñas cascadas y los molinos, escondidos entre la vegetación, crean una atmósfera de cuento que te invita a detenerte, respirar hondo y disfrutar del momento.
Si lo que buscas es un momento de pura relajación, las playas de Poio te ofrecen el refugio perfecto. Las tranquilas aguas de la Playa de Area da Barca o la encantadora Playa de Area da Illa, en las cercanías de la Isla de Tambo, son lugares ideales para desconectar. La fina arena, el suave sonido de las olas rompiendo en la orilla y el ambiente tranquilo te invitan a dejarte llevar y disfrutar de un merecido descanso tras un día lleno de descubrimientos.
Poio es un destino que lo tiene todo: historia, naturaleza, cultura y un toque de tradición que lo hace único. Aquí, cada rincón tiene una historia que contar, y cada paisaje te invita a descubrir algo nuevo. Ya sea explorando sus antiguos molinos, paseando por las calles empedradas de Combarro o simplemente disfrutando de las vistas desde alguno de sus miradores, Poio te ofrece una experiencia auténtica, una ventana abierta a la esencia de Galicia.