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El castillo de Hostalric se alza majestuosamente sobre una colina de piedra de origen basáltico. Si bien existen registros de una fortificación desde 1145, el castillo que perdura hasta nuestros días fue construido en el siglo XVIII. Una de las principales razones de su construcción fue asegurar el control sobre el importante Camino Real. Este castillo es una imponente fortaleza militar erigida en un terreno irregular. Todo el recinto cuenta con un sistema de baluartes y defensas características de la época, como un recinto interior, un foso, estructuras externas y un camino cubierto. La parte más elevada, conocida como El Cavaller, ocupa el espacio del antiguo castillo de los Cabrera.

La Torre de los Frailes destaca como una de las construcciones medievales más impresionantes de Hostalric, superando en altura y volumen a las demás torres. Con aproximadamente 33 metros de altura, cuenta con tres plantas convertidas en museo y un mirador. Su estructura se asienta sobre la roca, con una base más ancha que el muro superior. Data del siglo XIII y se encuentra fuera del recinto amurallado. Recibe su nombre del convento de los Padres Mínimos que solía estar frente a ella, donde se encuentra el ayuntamiento actualmente. La torre se construyó utilizando piedra basáltica extraída del mismo monte donde se erige el castillo, así como cal proveniente de las montañas del Montnegre. Esta torre defensiva estaba dividida en tres plantas y contaba con una terraza. La primera planta funcionaba como cisterna, la segunda albergaba a los soldados y la tercera servía como almacén de provisiones y armas.

El recinto amurallado sigue el trazado del antiguo Camino Real y data del siglo XIV. Se conservan alrededor de 600 metros de muralla, construida con piedra basáltica extraída de la colina donde se encuentra el castillo. La muralla es alta y está coronada con almenas cuadradas. Detrás de ella se encontraba el camino de ronda que conectaba las torres (200 metros de muralla transitable). Las torres presentan formas cilíndricas y semicilíndricas, y se conservan diez de ellas, incluyendo la del convento y la de los Frailes. El Portal de Barcelona es una de las cuatro entradas al pueblo amurallado.

El Portal de Barcelona, una de las imágenes icónicas de la localidad, es una de las cuatro puertas que dan acceso al recinto amurallado. Como su nombre indica, servía como paso para aquellos que llegaban desde Barcelona, y justo a su lado pasaba el antiguo Camino Real. A principios del siglo XX, el arco original desapareció, y años más tarde, en 1969, se reconstruyó el portal ligeramente más atrás de su ubicación original. Al igual que las murallas, también está construido con piedra basáltica.

La Puerta de les Hortes se encuentra en la parte más antigua del pueblo amurallado y es la única de las cuatro puertas que se conserva en su estado original. Desde esta puerta se conectaba con el camino de Ollers, que bordeaba la muralla hasta llegar a la Plaza de Toros, y con el camino que descendía hacia las huertas y el molino. Está ubicada en el extremo de la calle del Forn. El nombre de esta calle probablemente se debe a la existencia de un antiguo horno, ahora inutilizado, que aún se encuentra en una casa de esa calle.

La noticia más antigua sobre la existencia de la iglesia parroquial data de 1280. El edificio actual fue construido en el siglo XV. Se trata de una construcción de planta rectangular con capillas en los contrafuertes, de estilo gótico tardío y con una bóveda de crucería. El campanario es de forma cuadrada y, en la última restauración, se añadió una fachada que presenta elementos barrocos y está construida íntegramente en piedra. También se revistió la parte superior del campanario.