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Descubre Càlig, un destino turístico lleno de historia y encanto. Explora sus monumentos emblemáticos que narran la rica herencia de la población.
La imponente Torre de Càlig, cuya construcción se estima en el siglo XIII, se alza como uno de los símbolos más reconocibles del lugar. Documentos históricos datan su existencia desde 1314, siendo una torre defensiva almenada construida con piedras de cantería. Durante siglos, desempeñó un papel crucial como torre de vigilancia del castillo de Cervera del Maestre, hasta el siglo XVI.
La Iglesia Parroquial de San Lorenzo, situada en el centro histórico de la villa, es una joya arquitectónica que combina elementos renacentistas y góticos. Su construcción original se remonta al siglo XIII, y posteriormente fue ampliada entre 1622 y 1659. En su interior, destaca el impresionante techo de bóvedas de crucería y la pintura conservada en la clave de bóveda del presbiterio.
El Convento de la Santísima Trinidad, de estilo ecléctico, fue construido en 1909 con la colaboración de los vecinos y benefactores de la población. Este convento de clausura alberga a religiosas del orden trinitario dedicadas a la vida contemplativa y de oración. Su iglesia, de tamaño modesto pero acogedora, presenta un hermoso retablo similar al de la iglesia parroquial. Recientemente, algunos de los edificios del convento han sido restaurados para su conservación y mejora.
Admira la singularidad de la Calle del Puente, una construcción del siglo XIX que conecta dos viviendas. Esta pasarela en forma de puente se encuentra fuera de los muros medievales de la villa y representa una muestra de la arquitectura tradicional local.
Los aljibes, característicos de la zona, son construcciones utilizadas para almacenar y conservar el agua de lluvia en terrenos bajos y cálidos donde escasea el agua. Estas estructuras se ubican estratégicamente cerca de los caminos y cañadas más transitados para aliviar la sed de viajeros y rebaños. Destacan el Aljibe del Camino a Sant Jordi, situado en el camino de San Jorge a la salida del pueblo, y el Aljibe del Camino en Vinaròs, que se encuentra a unos 400 metros del pueblo en el borde del camino.
Sumérgete en la espiritualidad de la Ermita de la Virgen del Socors, ubicada a un kilómetro de la población. Rodeada de un entorno arbolado, este santuario es un lugar de gran relevancia para los habitantes de Càlig. El camino que conduce a la ermita es frecuentado por caminantes que aprovechan la sombra de los centenarios árboles, especialmente durante los cálidos días de verano.
Contempla el paisaje desde la Montaña de la Tossa, que se encuentra entre Càlig y Benicarló. Esta montaña de origen cretáceo es la última formación montañosa de la sierra de las Talaias. En su cima, se hallan los vestigios de un antiguo asentamiento íbero. Desde este punto elevado, a 169 metros de altura, podrás disfrutar de impresionantes vistas panorámicas de la llanura y los pueblos circundantes.
Adéntrate en el Barranco de Aiguaoliva, situado al noreste del término y que limita con Vinaròs y Benicarló. Este tramo de barranco, quizás uno de los rincones menos conocidos pero más valiosos de la zona, cautiva con su riqueza botánica y su hermoso paisaje.
Càlig te espera con su legado histórico, su esencia espiritual y sus entornos naturales impresionantes. Descubre esta joya oculta en la Comunidad Valenciana y déjate cautivar por su historia y belleza.