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En el núcleo de la vibrante región de Las Merindades, donde las montañas se elevan majestuosas y los valles se extienden en una sinfonía de verdor, se encuentra Villarcayo de Merindad de Castilla la Vieja, un municipio que cautiva con su rica historia y su apacible encanto. Situada en la provincia de Burgos, en la comunidad autónoma de Castilla y León, esta localidad se erige como la capital indiscutible de la comarca, uniendo a sus habitantes en un lazo inseparable de identidad y tradición.
El corazón de Villarcayo late en su emblemática Plaza Mayor, un espacio que ha sido testigo de innumerables acontecimientos a lo largo de los siglos. Rodeada por edificios de arquitectura tradicional castellana, la plaza es el epicentro de la vida social y cultural del municipio, donde se celebran ferias, mercados y festividades que dan color y alegría a la rutina diaria. En su centro se alza la imponente Casa Consistorial, un edificio que refleja la solidez y la historia de la villa.
Dominando el horizonte con su silueta imponente, la iglesia de Santa Marina se alza como un monumento de devoción arraigado en la historia de Villarcayo. Su construcción en 1967, con un diseño que fusiona elementos góticos y modernistas, refleja la evolución constante de esta localidad castellana. Cada detalle arquitectónico cuenta una historia, desde las altas torres hasta los delicados vitrales que llenan el interior de luz y color, creando un ambiente de serenidad y contemplación.
En el camino hacia la salida de Villarcayo, a través de la serena carretera que conduce a Bilbao, se alza majestuosa la Ermita de San Roque. Reconstruida con esmero en 1784 sobre los cimientos de una ermita anterior, este santuario guarda en su altar la devoción centenaria hacia San Roque, cuya presencia se siente en cada rincón. Desde hace años, una dedicada asociación vela por su restauración y cuidado, preservando así un pedazo de historia y fe en la región.
Pero más allá de las paredes de la iglesia, la naturaleza despliega su majestuosidad en los alrededores de Villarcayo. Enmarcado por un valle fértil, el municipio se encuentra rodeado de un paisaje que invita a la exploración y la conexión con lo natural. El río Nela serpentea tranquilamente a través del valle, mientras que las montañas que lo rodean ofrecen vistas panorámicas que quitan el aliento. Senderos serpenteantes se adentran en los bosques frondosos, invitando a los visitantes a sumergirse en la serenidad de la naturaleza y descubrir sus tesoros ocultos.
Pero la belleza natural de Villarcayo se combina con una vibrante actividad económica y social. Su elevada industrialización, impulsada por un próspero polígono industrial, ha sido clave para el desarrollo económico de la región. Este centro de actividad empresarial ha atraído a empresas y emprendedores en busca de oportunidades de crecimiento, convirtiendo a Villarcayo en un punto de referencia en la región.
En el ámbito político, Villarcayo refleja la diversidad y la pluralidad de la sociedad española, con elecciones municipales que han visto alternancias de poder y cambios en la dirección política del municipio. Desde su creación en 1974, resultado de la fusión de los municipios de Villarcayo y Merindad de Castilla la Vieja, hasta las recientes elecciones que han consolidado la posición del Partido Popular en el gobierno local, la villa ha sido escenario de debates y decisiones que moldean su futuro.
Con una red de carreteras que la conecta con los municipios vecinos y una estación de autobuses que la vincula con ciudades importantes como Burgos, Bilbao y Medina de Pomar, Villarcayo es un punto de encuentro y partida para quienes desean explorar las maravillas de Las Merindades y más allá.
Villarcayo de Merindad de Castilla la Vieja es mucho más que un simple municipio; es un tesoro histórico y natural que espera ser descubierto por aquellos que buscan la autenticidad y la belleza de la vida rural española. Es un lugar donde el pasado y el presente se entrelazan en un vínculo eterno, y donde cada rincón cuenta una historia que merece ser contada.