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  • Roa, una pequeña joya enclavada en la provincia de Burgos, en la comunidad autónoma de Castilla y León, se alza majestuosa sobre un espolón que domina el río Duero. Conocida también como Roa de Duero, esta localidad de unos dos mil habitantes, es un crisol de historia, cultura y tradiciones que se entrelazan para ofrecer una experiencia única y enriquecedora a todos los visitantes.

    Desde tiempos antiguos, Roa ha sido un lugar de importancia estratégica y cultural en la región. Algunos historiadores sostienen que podría ser la antigua Rauda vaccea, una teoría que añade un aire de misterio y profundidad a su ya fascinante historia. Su relevancia histórica se ve reflejada en el paso de una calzada romana que unía Clunia con Astorga, una arteria vital que conectaba diversos puntos del imperio romano. Este pequeño municipio vio cómo en el año 912, Munio Núñez, suegro del rey García I de León, repoblaba la villa como parte de la expansión hacia el Duero, asegurando así la línea defensiva junto con otras localidades estratégicas como El Burgo de Osma y Berlanga de Duero.

    A lo largo de la Edad Media, Roa fue testigo de numerosos conflictos, conquistas y privilegios que marcaron su evolución. En el año 975, una razia de Almanzor convirtió nuevamente la zona en un campo de batalla entre los reinos musulmán y cristiano, intensificando la lucha por el control territorial. A pesar de estos conflictos constantes, Roa prosperó bajo el amparo de los reyes Alfonso VII, Alfonso VIII y Alfonso X, quienes otorgaron y ratificaron diversos privilegios a la villa, fortaleciendo su estatus y autonomía. En 1295, la reina Violante de Aragón ordenó la construcción de murallas para proteger la villa de los continuos ataques y conflictos, erigiendo una fortificación alta y sólida con seis puertas que se abrían al amanecer y se cerraban al atardecer, facilitando así la vida cotidiana y la seguridad de sus habitantes.

    El paso del tiempo no ha borrado la huella de estos importantes acontecimientos en Roa. Hoy en día, Roa conserva algunos vestigios de su muralla medieval y las puertas que daban acceso a la villa, como la Puerta de San Juan y un tramo del muro cercano a la Plaza Mayor. Estos restos arquitectónicos nos transportan a una época de caballeros, batallas y conquistas, recordando la importancia histórica y estratégica de esta localidad a lo largo de los siglos.

    En la Edad Moderna, Roa se convirtió en un punto clave de la historia de España cuando en 1517 falleció en la villa el Cardenal Cisneros, una figura de gran relevancia política y religiosa. Ya en la Edad Contemporánea, el ajusticiamiento de Juan Martín El Empecinado en 1825 por orden de Fernando VII dejó una profunda marca en la memoria colectiva del pueblo. Cada año, la Asociación Amigos de la Historia de Roa rinde homenaje a este liberal, perpetuando su legado de lucha y resistencia a través de diversas actividades conmemorativas.

    La economía de Roa ha estado tradicionalmente ligada a la agricultura, destacando especialmente la producción de patatas, judías, hortalizas, quesos, embutidos y, sobre todo, el vino de la Denominación de Origen Ribera del Duero. Este vínculo con la tierra y el vino se refleja en la sede del Consejo Regulador de la D.O. Ribera del Duero, ubicada en el antiguo Hospital de San Juan Bautista, una construcción del siglo XVI que aún hoy sigue siendo un símbolo de la calidad vitivinícola y el prestigio de la región.

    Roa no solo es rica en historia y economía, sino también en cultura y tradiciones profundamente arraigadas. Sus monumentos, como la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, el Paseo Mirador de El Espolón y la ermita de La Virgen de la Vega, narran historias de fe, resistencia y devoción a través de los siglos. La celebración de las fiestas de agosto, con sus encierros y corridas de toros, llenan las calles de alegría, color y tradición, mientras que la romería a la Virgen de La Vega y la austera Semana Santa conectan a los habitantes con sus profundas raíces religiosas y culturales, ofreciendo un espectáculo de fe y tradición que atrae a numerosos visitantes cada año.

    La gastronomía de Roa es un festín para los sentidos y una muestra de la riqueza culinaria de la región. El lechazo asado, acompañado de morcilla, chorizo y quesos de oveja, deleita los paladares más exigentes con su sabor auténtico y tradicional. Los cursos de aguas burgaleses proporcionan cangrejos de río, un manjar preparado de manera única y característica en la localidad. Y para los amantes del dulce, los empiñonados y las bolillas son postres caseros que complementan perfectamente la experiencia culinaria, siempre acompañada de los exquisitos vinos de la Ribera del Duero, que son el orgullo de esta región vinícola.

    Así es Roa, un lugar donde el pasado y el presente se entrelazan en un tapiz de historia, cultura y sabores, invitando a quienes la visitan a descubrir los secretos y encantos de una villa que, a lo largo de los siglos, ha sabido conservar su esencia, orgullo y belleza. Cada rincón de Roa cuenta una historia, y cada tradición y monumento es testimonio de la rica herencia cultural de esta localidad, haciendo de cada visita una experiencia inolvidable y enriquecedora.