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El Burgo de Osma-Ciudad de Osma, en la provincia de Soria, se alza como un faro de historia y cultura en la comunidad autónoma de Castilla y León. Esta localidad, que fusiona las historias de dos núcleos históricos —la ciudad de Osma y la villa de El Burgo de Osma—, ofrece una narrativa rica que se remonta a tiempos altomedievales. Su evolución comenzó con la construcción de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en el siglo VI, que marcó el inicio de una nueva era para la comunidad al establecer la diócesis de Osma, una de las más antiguas de España. Este hecho no solo fundó una base religiosa sólida, sino que también delineó las fronteras entre el poder feudal de Osma y la influencia religiosa de El Burgo, tejiendo un entramado histórico que se ha mantenido a lo largo de los siglos.
Desde su declaración como villa de interés turístico en el siglo XX y su posterior reconocimiento como conjunto histórico-artístico en el siglo XX, El Burgo de Osma ha visto cómo su atractivo turístico ha crecido exponencialmente. Situada en la confluencia de los ríos Ucero y Abión, y rodeada de paisajes naturales de ensueño, la localidad no solo atrae a visitantes por su patrimonio arquitectónico, sino también por su belleza natural, siendo parte de la Red Natura 2000 y albergando el lugar de importancia comunitaria conocido como Riberas del Río Duero y sus afluentes.
La historia de El Burgo de Osma se refleja en cada rincón de su casco urbano, donde las huellas del pasado conviven con la vida moderna. Uno de los principales atractivos de la localidad es la Catedral de Santa María de la Asunción, un monumento que se erige sobre los cimientos de una antigua iglesia románica. A pesar de su destrucción parcial en el siglo XIII, la catedral ha logrado conservar parte de su esencia original, incluida la sala capitular y algunos lienzos que cuentan historias de tiempos pasados. Al ingresar, los visitantes son recibidos por un ambiente que invita a la contemplación, donde se alberga un beato único, escrito por el clérigo Pedro y miniado por Martino en el siglo XI, que incluye un mapamundi que revela la geografía espiritual de su época. Este monumento no solo es un lugar de culto, sino también un testimonio vivo de la riqueza cultural y espiritual de la región, siendo declarado bien de interés cultural en el siglo XX.
No muy lejos de la catedral, el Antiguo Hospital de San Agustín se erige como un ícono de la arquitectura barroca, testificando la importancia de la atención y la hospitalidad en tiempos antiguos. Mandado construir por el obispo Arévalo y Torres, este edificio de planta cuadrada, que alberga actualmente el Centro Cultural de la Villa, fue diseñado por el renombrado arquitecto Cipriano Antonio Miguel. La fachada, con su diseño de palacio tipo alcázar, es una obra maestra que fascina a quienes la contemplan. Su declaración como bien de interés cultural en el siglo XX no hace más que reafirmar su relevancia en la historia local.
La Plaza Mayor es otro de los lugares que invitan a perderse en el tiempo. Considerada uno de los mejores ejemplos de plaza castellana, su belleza arquitectónica se encuentra en la intersección de la vida cotidiana y la historia. Presidida por el Hospital de San Agustín y el Ayuntamiento, con su distintivo estilo neomudéjar, la plaza es el corazón de la comunidad, el escenario de festividades y actividades sociales que mantienen viva la esencia de El Burgo de Osma. Al pasear por sus empedrados, se puede sentir el latido de una localidad que honra sus tradiciones.
Las calles del municipio, como la Calle Mayor y las aledañas, son testigos de un pasado vibrante y próspero. Soportaladas y llenas de vida, estas calles conservan importantes muestras de arquitectura popular y vestigios de la antigua muralla, que una vez protegió a sus habitantes. Entre sus curiosidades, se encuentra la fuente del Mono, símbolo emblemático de la villa, que invita a los visitantes a descubrir sus leyendas y secretos. El recorrido por estas calles lleva a los turistas a un lugar conocido como el Caracol, donde las vistas de la catedral son simplemente impresionantes, una postal que queda grabada en la memoria de quienes las visitan.
El Palacio Episcopal, con su imponente fachada y su histórica portada con un arco conopial, es otro de los grandes atractivos. Construido en el siglo XVI por el obispo Alfonso Enríquez, alberga el Archivo Diocesano y ofrece una mirada a la historia eclesiástica de la región. Por su parte, la muralla, levantada en el siglo XV por orden del obispo Pedro de Montoya, aunque parcialmente demolida, conserva tramos que evocan la grandeza de épocas pasadas y nos hablan de un tiempo en el que la defensa del territorio era vital.
El patrimonio educativo y cultural de El Burgo de Osma se extiende hasta la Universidad de Santa Catalina, un magnífico ejemplo del estilo plateresco. Fundada en el siglo XVI por el obispo Pedro Álvarez de Acosta, la universidad ha pasado por reformas a lo largo de los siglos, pero su grandeza permanece. Su gran patio central y la impresionante escalinata invitan a adentrarse en un mundo académico que ha influido en generaciones de estudiantes.
Por otro lado, el Convento del Carmen y el Seminario de Santo Domingo de Guzmán son otros elementos que contribuyen al rico tejido cultural de la localidad. La iglesia del convento, inaugurada en el siglo XVII, destaca por su impresionante órgano francés y es un lugar de devoción inigualable, mientras que el seminario, construido con elegancia neoclásica, guarda una biblioteca con incunables y un valor incalculable.
El Burgo de Osma no es solo un lugar para visitar, sino una experiencia que transforma a quienes caminan por sus calles empedradas y contemplan su patrimonio histórico. La localidad se sitúa estratégicamente en el Camino del Cid, parte de la famosa ruta turístico-cultural que sigue las huellas del legendario héroe medieval, añadiendo una capa adicional de interés para los viajeros que buscan conectar con la rica historia de España.
El Burgo de Osma-Ciudad de Osma es un lugar donde la historia, la cultura y la belleza natural se entrelazan en una sinfonía vibrante, ofreciendo a los visitantes una experiencia inolvidable que trasciende el tiempo. Aquí, cada piedra cuenta una historia, cada rincón es un testimonio de su legado, y cada visita es un viaje al corazón de Castilla y León.